La acusación se dio en el departamento de policía Metropolitana de Mukaishima, y la mujer fue acusada por violar los derechos de autor al vender postres con los personajes de la franquicia Demon Slayer: Kimetsu no Yaiba.
La policía fue informada por una productora que una mujer anunciaba en su cuenta de Instagram que vendía pasteles con la temática de los famosos personajes, los precios eran 113.97 y 131.50 dólares, también se conoció que la acusada había ganado alrededor de 56,982 dólares con la venta de estos postres.
La mujer reconoció las acusaciones diciendo que aunque sabía que estaba cometiendo un crimen, tomo la decisión porque los personajes del anime eran populares. Después dar sus descargos la mujer contó que para ella hacer los pasteles primero sus clientes le debían enviar las imágenes que deseaban que se usaran.
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